La frustración y los libros.

Sin categoría

Como un buen número de mujeres, disfruto el hecho de vitrinear, siempre me doy un tiempo para hacerlo, sobre todo en tiendas de ropa. No tengo mayores problemas con el salir a mirar prendas , ya que siempre opto por cosas en oferta o por precios que estén ami acceso. Y si no tengo dinero, me resigno sin problemas a que no puedo comprar aquello que me gusta. PERO, CUANDO  TENGO SERIOS PROBLEMAS, ES EN EL MOMENTO EN QUE SE ME OCURRE IR A UNA LIBRERÍA.

Una  tarde, una amiga y yo fuimos a una librería a mirar libros; sí, MIRAR,  porque la mayoría de mis idas a ese lugar se queda sólo en un acto de contemplación.

Considero que  comprar libros, es uno de esos lujos que uno se puede dar en la vida, aunque  muy de vez en cuando (acá en Chile, comprar libros nuevos, se considera una especie de privilegio) o al menos es así para  una persona con mis condiciones socioeconómicas.

Desde que miré la vitrina, vi un libro hermoso: una hermosa edición de la obra pictórica de Gustav Klimt, mi pintor favorito; el precio? : el equivalente a un buen par de zapatos que me ayudarán a hacerle frente al frío  y a la lluvia del invierno. Luego de quedarme parada un buen rato frente al escaparate, contemplando tal obra, mi amiga me interrumpió y pidió que entráramos a la tienda.

En el primer estante de libros, están los categorizados como LITERATURA  ( ni me molesté en mirar los best seller, que están ubicados en el lugar más céntrico  y llamativo de la librería;  son lo primero con lo que uno se encuentra al llegar a dicho espacio, y no es que no me gusten los libros de esa categoría, sólo que las obras  de ese tipo prefiero descargarlas) empecé a mirar, había  muchos libros de Henry James en ediciones de tapa delgada y gruesa. Consulté por el precio de la edición en tapa gruesa y costaba el doble del que tiene tapa blanda. Sí, consulté por ese, ya que me gustan los libros en ese formato, porque no quiero que su tapa se arrugue, ni que las puntas de sus hojas se ajen ya sea  al guardarlos de manera descuidada en mi biblioteca o por el simple hecho de tocarlos mientras los leo. Por otro lado, puedo decir que los libros me gustan con esa composición, debido a  que me gustaría heredarlos a mis hijos. Sí.  Debido a que me gustaría dejarles como legado mi amor por la lectura. Sé que la calidad de la tapa de un libro es algo completamente secundario, pero, si voy a tener un libro, quiero que sea el mejor.

Después de mirar varios estantes, con distintas categorías, llegué al estante de Cine, donde consulté el precio  de un libro sobre Kubrick, que me gustaría obsequiar a un ser querido, cuyo cumpleaños ya se viene. Saqué las cuentas y llegué a la conclusión de que podría comprarlo, pero luego recordé que en ese mes  debo cambiarme de casa y dejar buena parte de mi sueldo para eso. Tal vez debería regalarle una botella de vino, como lo he hecho  de manera predecible e infaltable en cada fecha importante. Porque, lamentablemente, las dos placeres  favoritos  de esta persona son los libros y el vino, por lo visto mi opción, por enésima vez, será lo segundo.

Luego llegué a un estante pequeñito, del cual no recuerdo la categoría, y me encontré con una de la posesiones que hace tiempo anhelo para mi biblioteca, lo había visto en otro formato, de tapa delgada, con hojas de roneo y en un tamaño más reducido, recuerdo que estuve a punto de gastar la mitad de mi presupuesto, pero no lo hice y me he arrepentido hasta el día de hoy. Era una edición de la editorial “Debolsillo”, que siempre tiene libros a precios un poco más accesibles… pero esta vez … estaba frente a este libro que había visto anunciado en una página de internet: una compilación de lujo con  los cuentos, de mi escritor favorito de ese género, junto con Edgar Allan Poe  y Horacio Quiroga: GUY DE MAUPASSANT. Viene  bajo el título “Cuentos completos  de terror, locura y muerte” (el francés no sólo escribe cuentos con esta temática. Al igual que   Edgar Allan Poe  describe de manera magistral lo sórdido del ser humano, pero también es capaz de describir de manera bella y conmovedora aspectos  más luminosos  que tienen algunos de sus cuentos. Por eso es uno de mis cuentistas favoritos). Volviendo a la realidad, tuve que contenerme para no empezar a convulsionar frente a  la emoción de mi hallazgo. Sin embargo, haciéndole justicia a la dinámica de mi relato, debo decir que vi el precio y, naturalmente comencé a hacer cálculos, aunque ni sé para que los hice, porque a ver el libro, me di cuenta de que no estaba a mi alcance.

libro de Mauppasant

Luego de que se me pasara la rabia, llegué a la conclusión de que, si quería comenzar a comprarme los libros que yo quería, tendría que meterme en el sistema de  las odiosas tarjetas de crédito, al cual le hice asco hasta ahora. Sí, ya que  a no quiero seguir regalando botellas de vino y porque ya no quiero tener mis libros arrugados y con las hojas desprendidas por la ediciones de mala calidad.

Qué le voy a hacer, me gusta darme aires de grandeza en el momento de comprar libros, porque al parecer a una persona que tiene el mismo sueldo que yo no le pueden gustar estas cosas.

Mejor paro de hacerme la víctima:  a endeudarse se ha dicho.